Un estudio reciente sugiere que los problemas con el juego son más comunes entre los adultos estadounidenses que la dependencia del alcohol.
Los hallazgos, del Instituto de Investigación sobre Adicciones de la Universidad de Buffalo, cuestionan algunas investigaciones anteriores y la creencia generalizada de que los problemas con las apuestas son poco comunes. Los investigadores analizaron dos encuestas nacionales, una de 2,631 adultos de 18 años o más, y otra de 2,274 personas más jóvenes, de entre 14 y 21, para determinar patrones de apuestas y uso de alcohol a edades distintas. Los hallazgos sobre las apuestas revelaron que los niveles de esta práctica, su realización frecuente y los problemas con ella aumentan durante la adolescencia, alcanzan su punto máximo entre los veinte y los cuarenta y luego se reducen después de los setenta.
Los investigadores también hallaron que apostar frecuentemente es más del doble de común entre los hombres, en comparación con las mujeres, 28 por ciento frente a 13 por ciento, y que los hombres alcanzan sus niveles más elevados de práctica al final de la adolescencia, mientras que los índices más elevados entre las mujeres aparecen a edades posteriores. Es más probable que los blancos refieran haber apostado durante el año anterior, frente a los negros o los asiáticos, aunque los índices de apuestas frecuentes fueron superiores entre los negros y los indígenas estadounidenses.
Los investigadores hallaron además que los índices de apuestas frecuentes y problemáticas aumentan con la reducción el estatus socioeconómico, y que apostar en general tiende a reducirse con el aumento del estatus.
El estudio fue publicado en la edición de marzo de la Journal of Gambling Studies.
"Anteriormente no se había hecho ningún análisis comparable, por lo que no hay ninguno con el que se puedan comprar directamente estos resultados", señaló en un comunicado de prensa de la universidad John W. Welte, investigador principal. Sin embargo, teniendo en cuenta lo que hallamos acerca de la persistencia de apuestas frecuentes o problemas con el juego hasta la adultez, se justifican más esfuerzos de prevención e intervención.
Fuente: University at Buffalo (Marzo 2011)
Los hallazgos, del Instituto de Investigación sobre Adicciones de la Universidad de Buffalo, cuestionan algunas investigaciones anteriores y la creencia generalizada de que los problemas con las apuestas son poco comunes. Los investigadores analizaron dos encuestas nacionales, una de 2,631 adultos de 18 años o más, y otra de 2,274 personas más jóvenes, de entre 14 y 21, para determinar patrones de apuestas y uso de alcohol a edades distintas. Los hallazgos sobre las apuestas revelaron que los niveles de esta práctica, su realización frecuente y los problemas con ella aumentan durante la adolescencia, alcanzan su punto máximo entre los veinte y los cuarenta y luego se reducen después de los setenta.
Los investigadores también hallaron que apostar frecuentemente es más del doble de común entre los hombres, en comparación con las mujeres, 28 por ciento frente a 13 por ciento, y que los hombres alcanzan sus niveles más elevados de práctica al final de la adolescencia, mientras que los índices más elevados entre las mujeres aparecen a edades posteriores. Es más probable que los blancos refieran haber apostado durante el año anterior, frente a los negros o los asiáticos, aunque los índices de apuestas frecuentes fueron superiores entre los negros y los indígenas estadounidenses.
Los investigadores hallaron además que los índices de apuestas frecuentes y problemáticas aumentan con la reducción el estatus socioeconómico, y que apostar en general tiende a reducirse con el aumento del estatus.
El estudio fue publicado en la edición de marzo de la Journal of Gambling Studies.
"Anteriormente no se había hecho ningún análisis comparable, por lo que no hay ninguno con el que se puedan comprar directamente estos resultados", señaló en un comunicado de prensa de la universidad John W. Welte, investigador principal. Sin embargo, teniendo en cuenta lo que hallamos acerca de la persistencia de apuestas frecuentes o problemas con el juego hasta la adultez, se justifican más esfuerzos de prevención e intervención.
Fuente: University at Buffalo (Marzo 2011)
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