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sábado, 6 de noviembre de 2010

¿Somos también variables ante la evidencia?


El concepto de variabilidad en la práctica clínica ya fue utilizado por Alison Glover en 1938 como un factor que abría serios interrogantes sobre la naturaleza última de la toma de decisiones en medicina y su adecuación. El aforismo hipocrático “no hay enfermedades sino enfermos” es interiorizado por los profesionales de la medicina desde el comienzo de su formación, reconociéndose implícitamente que la toma de decisiones ante un paciente está sujeta a incertidumbre. Por lo tanto, se asume que la variabilidad forma parte inseparable de la práctica clínica. Los numerosos estudios realizados con posterioridad han demostrado que la variabilidad sigue estando presente en la praxis médica, casi como una constante, siete décadas después.

Con la aparición de la “Medicina Basada en la Evidencia” en el último tercio del siglo XX, la medicina clínica incorpora el mejor nivel de evidencia científica a la toma de decisiones, pasándose del experiencialismo (la medicina clínica como arte) al experimentalismo (la medicina clínica como ciencia). Si la medicina clínica pasa a tener su base en el método científico, no estaría justificada la variabilidad cuando existe evidencia. A pesar de ello, en las consultas, en las plantas de hospital y en los servicios de urgencia observamos que, incluso ante el mejor nivel de conocimiento científico, parece seguir existiendo cierto grado de variabilidad a la hora de aplicarlo a los problemas de salud. Comprobar la existencia de esta variabilidad y en qué medida se produce es fundamental para tratar de racionalizar los múltiples factores que intervienen en la adopción de decisiones diferentes sobre personas que padecen la misma enfermedad. Esto es importante porque lo que ha dado en llamarse “variabilidad no deseable” puede llevar detrás una atención sanitaria de mala calidad, y su identificación nos permitiría detectar áreas de mejora en la
atención a los pacientes.

El objetivo del estudio publicado en la revista Revista Clínica de Medicina de Familia fue describir la variabilidad en la prescripción realizada por médicos de Atención Primaria (AP) ante casos clínicos para los que existe evidencia científica sobre su tratamiento.

El artículo completo en el siguiente enlace:

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