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sábado, 10 de julio de 2010

Fútbol: Más ciencia que arte


Una pelota de fútbol pierde entre el 30% y el 40% de su velocidad poco después de recibir el impacto de un puntapié. Esto se debe a la fuerza de roce que ejerce el aire sobre el balón: mientras mayor es la velocidad inicial, más rápida es la velocidad a la que se frena el cuerpo. Sin embargo, los futbolistas han aprendido intuitivamente a combatir las leyes de la física. Ken Bray, profesor de la Universidad británica de Bath y autor del libro "How to Score: Science and The Beautiful Game", explica en el documental "La Ciencia del Gol", que será emitido mañana en Discovery Channel (22 horas), que jugadores como el brasileño Roberto Carlos golpean el balón con el lado externo de su pie izquierdo generando una gran cantidad de movimiento giratorio.

Dicho desplazamiento genera una fuerza aerodinámica que hace que el balón se desplace a más de 30 metros por segundo y a 600 revoluciones por minuto, generando una diferencia de presión que lo empuja hacia el lado opuesto del disparo, generando un cambio de trayectoria similar a un latigazo de hasta cuatro metros, lo que en definitiva causa el efecto conocido en el fútbol como "comba". Esto permite que el balón se dirija primero hacia afuera y luego se "redirija" hacia el arco, engañando a la barrera, a la defensa y al arquero.

Mientras más rápido se lanza un tiro penal, más posibilidades de convertir. Para que la pelota ingrese al arco, debe ir a una velocidad de entre 90 y 104 km/hr., según el investigador de la U. Liverpool, John Moore, quien calculó cómo debe ser un tiro ideal. Cualquier velocidad mayor aumenta la posibilidad de fallar, mientras un tiro más lento ayuda a que el arquero ataje. A estas velocidades el balón recorre los 11 metros de distancia que separan al punto penal del arquero en apenas 4 décimas de segundo. Estudios realizados en las universidades británicas Bath y Sheffield Hallam señalan que en estas circunstancias el 80% de los tiros terminan en la red y que la probabilidad de atajar para el arquero es de sólo del 10%. El restante 10% corresponde a tiros que dan en el travesaño o que salen fuera de la cancha.

El arquero, por su parte, tiene sólo 450 milisegundos para tomar una decisión sobre el lugar al cual dirigirse para intentar atajar la pelota. Para ello, deben ser capaces de anticipar la postura corporal del atacante. Si logran hacerlo correctamente, su probabilidad de éxito es de 80%. Ken Bray recalca el hecho de que todo arquero debe lanzarse antes de que la pelota sea disparada para tener una chance de atraparla y explica que resulta clave observar el pie de apoyo del atacante: 85% de los penales se dirigen en la misma dirección a la que apunta ese pie. La otra clave es el ángulo de la cadera: si la cadera está abierta y apunta hacia un lado específico del arco, lo más probable es que el tiro se dirija en esa dirección. En cuanto al lanzador, moverse rápidamente a lanzar el tiro -menos de tres segundos tras el pitazo del árbitro- pone el factor sorpresa de su lado, mientras que demorarse más de 13 segundos hace que el arquero tenga más control sobre la situación.

Un deportista de elite puede visualizar siete puntos dentro del campo de juego en un segundo. Un jugador promedio, sólo tres. Una persona común y corriente, en cambio, no es capaz de discernir adecuadamente ante la multitud de opciones que se presentan en su campo visual. Esto se ha demostrado mediante el análisis de imágenes de resonancia magnética que han comparado la actividad neurológica de deportistas de elite con personas comunes y corrientes: en el común de la gente el 80% de la información que reciben es visual, mientras que en los deportistas llega a 90%.

En estos mismos estudios se ha comparado los cerebros de jugadores expertos versus los novatos. Los análisis demuestran que los experimentados poseen una capacidad de anticipación mayor, lo que les permite ser muy efectivos a la hora de colocar la pelota en un punto determinado de la cancha o bien en el arco. Esto se debe a que utilizan una mínima parte de sus cerebros mientras juegan, solo la necesaria para ejecutar la acción. En general, muestran mayor actividad en el lóbulo frontal, involucrado con funciones mentales de orden superior tales como elegir entre diversas opciones y reconocer consecuencias. Esto hace que sus emociones no se involucren durante el juego.

Por el contrario, los novatos registran una mayor actividad en el sistema límbico, que está relacionado con las emociones. Como resultado, suelen ser presas de los nervios y la ansiedad, temen equivocarse y lo que puedan pensar otras personas. Sus cerebros, en lugar de enfocarse en un punto preciso, buscan en diversos puntos, lo que les resta efectividad.

Frente al arco son dos tipos de memoria las que pueden definir si se acierta o si la pelota sale disparada a la tribuna: la implícita y la de procedimiento. En su libro, Ken Bray asegura que en el caso de un penal el blanco es tan grande y tentador para quien lanza el tiro, que el temor al fracaso puede transformarse en una presión capaz de nublar toda la experiencia y conocimiento de un astro, un fenómeno que describe como "parálisis por análisis" y que pudo haber afectado al italiano Roberto Baggio en la definición contra Brasil en 1994.

Según explica Bray, un jugador profesional -debido a su experiencia- debiera patear el penal utilizando su memoria implícita, que es la encargada de los movimientos involuntarios. Sin embargo, debido a la intensa presión sicológica, sienten como si fuera la primera vez que patean un penal y utilizan la memoria de procedimiento, que es la que ejecuta los movimientos voluntarios. Es decir, mientras más conciencia haya sobre lo que tiene que hacer, más posibilidades de error. Esto ayuda también a explicar el mal rendimiento de futbolistas que llegan a los mundiales como una promesa y no cumplen como se esperaba.

El jugador es una máquina en acción durante 90 minutos que opera casi como un auto de carreras: cambios de ritmo, golpes fuertes y choques. Un estudio realizado en el último Mundial de Fútbol de 2006 en el cual se analizaron 63 partidos revela que se registraron 845 "eventos" en los cuales los jugadores resbalaron, lo que equivale a 14 por cada juego. El 38% de estas caídas ocurrió durante períodos de aceleración rápida de los jugadores y el 49% durante episodios de cambio de dirección y desaceleración.

El profesor Claudio Dib, de la U. Santa María, explica que en estos casos opera el principio físico de la inercia, que es la tendencia de los cuerpos a mantener su estado de reposo o de movimiento. Para reducir el número de caídas es que marcas deportivas han trabajado en el mejoramiento del agarre de los zapatos al césped, lo que permite evitar caídas y mejorar su precisión en el disparo. Los toperoles de los zapatos de fútbol profesional, por ejemplo, pueden extenderse y retractarse hasta 3 milímetros, para compensar el desbalance que se genera mientras se disputa el balón.

La biología también interviene en el campo de juego. La ciencia está entregando a los futbolistas una nueva y más eficaz forma de recuperarse de las lesiones, sin caer en el doping: utilizando su propia sangre. Se trata de la llamada terapia de plasma, que consiste en extraer sangre del jugador y someterla a un proceso de centrifugado que remueve los glóbulos rojos y eleva el nivel de las plaquetas, ya que estas células ayudan a reparar y regenerar tejidos. Luego la sangre centrifugada vuelve a ser inyectada en el lugar de la lesión. Kal Parmar, de la Clínica Pure Sports de Medicina en Londres, explicó a The Times que este método "tiene efectos similares a la cortisona -usada para reducir la inflamación de tendones y articulaciones- pero sus efectos a largo plazo son mejores".

Un ejemplo: Jonathan Bornstein, jugador de la liga profesional de EE.UU., y quien se cortó el ligamento de una rodilla tenía un pronóstico de entre seis y 10 semanas fuera de las canchas, pero con la técnica se recuperó en cuatro.

Durante el ejercicio intenso y continuo que implica correr 90 minutos, la acumulación de ácido láctico hace que se pierda capacidad muscular, alterando, por ejemplo, el procesamiento del calcio y la capacidad del músculo de contraerse. Combatir este deterioro es el fin de una técnica que usarán equipos como el inglés y que consiste en baños helados. Estos se realizan en bañeras similares a jacuzzis y con el agua a una temperatura de 11° C, lo que hace que los vasos sanguíneos se contraigan, extrayendo de las piernas la sangre y el ácido láctico.

La idea es que, al salir del agua, la sangre irrumpa de regreso a las piernas, llenando los músculos con oxígeno y promoviendo un mejor funcionamiento celular. Los baños duran entre cinco y 10 minutos y según un estudio publicado en 2008 en la Revista Internacional de Medicina del Deporte, esta técnica es especialmente efectiva en eventos donde atletas realizan esfuerzo intenso en días sucesivos, como ocurre en el mundial.

Fuente: latercera.com

viernes, 9 de julio de 2010

Deterioro del control de la presión arterial: Descontinuación de Colaboración Médico - Farmacéutico


Un artículo publicado recientemente en la revista Pharmacotherapy evaluó el control de la presión arterial luego de la descontinuación de la intervención colaborativa entre médico y farmacéutico.

Se hizo el análisis comparativo de los datos de los pacientes quienes recibieron la intervención versus un grupo control mediante un ensayo clínico prospectivo, aleatorio llevado a cabo durante 9 meses y los mismos datos de los pacientes 18 y 27 meses después de realizada la investigación, obtenida de las historias clínicas.

Los datos fueron obtenidos de 5 consultorios de atención primaria. El total de pacientes fue 104 con hipertensión arterial, 65 fueron del grupo intervención y 39 del grupo control.

El estudio concluyó que un efecto positivo sostenido en el control de la presión arterial fue observado hasta los 18 meses posteriores a la descontinuación de la intervención colaborativa médico-farmacéutico, cuando se comparó con el grupo control. El control de la presión arterial se deterioró en igual tasa en ambos grupos pero el porcentaje de pacientes con la presión arterial controlada se mantuvo significativamente mayor en el grupo intervención. Estos resultados sugieren que las intervenciones continuadas por los Farmacéuticos podría ser necesaria para mantener altas tasas de control de presión arterial, especialmente en aquellos pacientes quienes la presión arterial comienza a incrementarse.

El resumen del artículo se encuentra en el siguiente enlace:

Artículo

jueves, 8 de julio de 2010

Investigación para determinar efectividad de intervenciones


A fin de optimizar los resultados de salud con los limitados recursos, se requiere que las intervenciones no tengan sesgo en relación con la efectividad. Estas intervenciones incluyen diagnóstico, y tratamientos (ambos establecidos y nuevamente desarrollados) e implementación de la política de salud. Para ello, los profesionales de la salud y los pacientes necesitan mejor información para tomar decisiones sanitarias informadas que requieren evaluar los beneficios y riesgos a la luz de la historia médica del paciente y las preferencias personales.

Varios paises y organizaciones internacionales ha reconocido la necesidad de esta evidencia y ya están destinando fondos para investigar al respecto. En México, en coordinación con la OMS, se ha convocado el apoyo para un programa sostenible de investigación tomando en cuenta las necesidades prioritarias del país y alcanzando las metas que son internacionalmente establecidas. En el Reino Unido, se ha establecido el National Institute for Health Research dedicado a la investigación y difusión de la investigación que respalde las decisiones tomadas por los profesionales, los agentes regulatorios y los pacientes y, asegurar que el sistema del Reino Unido tiene acceso a la mejor evidencia posible para informar las decisiones.

El resto del artículo puede ser accesado en el siguiente enlace:

Artículo

miércoles, 7 de julio de 2010

Testosterona baja: Cómo juega la publicidad


Un grupo de hombres de mediana edad están sentados de mal humor, mientras sus sombras se divierten. Tienen baja la libido y les falta energía. La escena pertenece a una publicidad proyectada durante los juegos de la Asociación Nacional de Baloncesto de Estados Unidos de Solvay Pharmaceuticals, el fabricante de AndroGel, un ungüento de venta bajo receta para los hombres con baja testosterona.

La publicidad orienta al público a visitar el sitio en Internet llamado "Is It Low T?" (http://www.isitlowt.com) y alienta a los pacientes a hablar con su médico sobre los síntomas.

Pero, ¿Es un buen consejo?

Si bien los expertos aceptan el debate público acerca de las dolencias de los hombres de mediana edad con bajos niveles de testosterona, dicen que la terapia de reemplazo de testosterona no es necesariamente es la solución. Los síntomas que se describen en la publicidad también son comunes a otras enfermedades y hasta podrían atribuirse al envejecimiento o a la "menopausia masculina".

Según una revisión publicada en Drug and Therapeutics Bulletin, la terapia de reemplazo hormonal es cuestionable porque tiene riesgos, su efectividad es incierta y no existe un consenso en cuanto a si el bajo nivel de testosterona es una enfermedad en los adultos mayores.

El resumen está disponible en el siguiente enlace:

Resumen