El polvo proveniente de desiertos lejanos se acumularía en el aire a niveles lo suficientemente altos como para causar ataques de asma en los niños, indicó un estudio. La baja calidad del aire agrava los síntomas en las personas con asma u otras enfermedades pulmonares, y los niños son especialmente susceptibles por distintas causas, como las vías aéreas más pequeñas y sistemas inmunológicos no tan desarrollados.
Un estudio realizado recientemente en Atlanta halló que los días con los niveles más altos de ozono y ciertos gases contaminantes del escape de los automóviles, también aumentaban la cantidad de consultas pediátricas por asma en las salas de emergencia. Pero poco se sabe sobre los efectos potenciales de una sustancia contaminante propia de la naturaleza: el polvo del desierto.
El polvo, que contiene cuarzo y otras sustancias y microorganismos que causarían inflamación de las vías aéreas, se transporta por todo el mundo; la arena del Sahara, en Africa, por ejemplo, puede cruzar el Atlántico hasta América. Un equipo analizó la relación entre "grandes episodios de polvo" e internaciones por asma en niños de Toyama, Japón, una región con 1 millón de personas que, en primavera, recibe el polvo de las tormentas del desierto de China y Mongolia.
Entre el 2005 y el 2009, en esa región hubo seis días de episodios de polvo entre febrero y abril y con niveles de polvo mineral en el aire superiores a 1 mg/cm cúbico.
Durante ese período, se hospitalizaron 620 niños y adolescentes de 1 a 15 años por una exacerbación asmática. El riesgo de necesitar internación fue un 88 por ciento mayor los días de polvo denso en el aire que el resto de los días y tan alto durante la semana siguiente a un gran episodio de polvo. Los resultados, publicados en American Journal of Respiratory and Critical Care Medicine, no prueban que el polvo del desierto cause el exceso de ataques asmáticos. Pero los autores consideraron los niveles de polen y sustancias contaminantes en el aire, como el dióxido de nitrógeno y las partículas pequeñas, distintas al polvo mineral, y la relación entre el polvo del desierto y las hospitalizaciones por asma se mantuvo.
Dado que sólo hubo algunos días con polvo denso durante el período del estudio, sólo una pequeña cantidad de hospitalizaciones por asma se podrían atribuir a la calidad del aire, apuntó Kumiko T. Kanatani, la Escuela de Medicina de la Universidad de Kioto, en Japón. No obstante, en los lugares del mundo más afectados por el polvo del desierto, esos días serían un factor más importante en la aparición de las exacerbaciones asmáticas en los niños, dijo Kanatani.
Fuente: Reuters Health
Un estudio realizado recientemente en Atlanta halló que los días con los niveles más altos de ozono y ciertos gases contaminantes del escape de los automóviles, también aumentaban la cantidad de consultas pediátricas por asma en las salas de emergencia. Pero poco se sabe sobre los efectos potenciales de una sustancia contaminante propia de la naturaleza: el polvo del desierto.
El polvo, que contiene cuarzo y otras sustancias y microorganismos que causarían inflamación de las vías aéreas, se transporta por todo el mundo; la arena del Sahara, en Africa, por ejemplo, puede cruzar el Atlántico hasta América. Un equipo analizó la relación entre "grandes episodios de polvo" e internaciones por asma en niños de Toyama, Japón, una región con 1 millón de personas que, en primavera, recibe el polvo de las tormentas del desierto de China y Mongolia.
Entre el 2005 y el 2009, en esa región hubo seis días de episodios de polvo entre febrero y abril y con niveles de polvo mineral en el aire superiores a 1 mg/cm cúbico.
Durante ese período, se hospitalizaron 620 niños y adolescentes de 1 a 15 años por una exacerbación asmática. El riesgo de necesitar internación fue un 88 por ciento mayor los días de polvo denso en el aire que el resto de los días y tan alto durante la semana siguiente a un gran episodio de polvo. Los resultados, publicados en American Journal of Respiratory and Critical Care Medicine, no prueban que el polvo del desierto cause el exceso de ataques asmáticos. Pero los autores consideraron los niveles de polen y sustancias contaminantes en el aire, como el dióxido de nitrógeno y las partículas pequeñas, distintas al polvo mineral, y la relación entre el polvo del desierto y las hospitalizaciones por asma se mantuvo.
Dado que sólo hubo algunos días con polvo denso durante el período del estudio, sólo una pequeña cantidad de hospitalizaciones por asma se podrían atribuir a la calidad del aire, apuntó Kumiko T. Kanatani, la Escuela de Medicina de la Universidad de Kioto, en Japón. No obstante, en los lugares del mundo más afectados por el polvo del desierto, esos días serían un factor más importante en la aparición de las exacerbaciones asmáticas en los niños, dijo Kanatani.
Fuente: Reuters Health
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