Adriana Freitas es la presidenta del Colegio de Farmacéuticos de Balcarce(Buenos Aires - Argentina). Con una visión crítica, dice que hay que “diferenciar” a los empresarios de los farmacéuticos y asegura que faltan controles por parte del Estado.
-¿En qué situación institucional se encuentra hoy el Colegio de Farmacéuticos?
-El Colegio de Farmacéuticos de Balcarce cumple en estos días 65 años. Nació con la idea de fiscalizar la profesión, siendo una filial del colegio central, para lo que tenemos un tribunal de disciplina que maneja temas como la matrícula, nuestra caja de jubilaciones, y los contratos con las obras sociales. El Colegio a nivel provincial nos ayuda y nos fortalece, inclusive en la lucha diaria en torno a la venta de medicamentos fuera de las farmacias. Esta es una lucha de los últimos diez años, donde venimos insistiendo con que las farmacias son los lugares permitidos y habilitados para tener medicamentos con la supervisión siempre de un profesional. Después de mucho batallar, la Nación nos ha dado de alguna manera la razón, porque la provincia si había avanzado, pero el gobierno nacional es el que se mostraba con más dudas sobre todo en lo que respecta a los medicamentos de venta libre que parece una obviedad, pero la venta libre es para las farmacias pero no para un kiosco. Hoy la ley dice que todos los medicamentos que se vendan por fuera de una farmacia son considerados ilegales. Nosotros recibimos las denuncias de la gente, se canalizan a través del Colegio Central, y así llega a la justicia. De hecho, en el último año, se han realizado 1.500 allanamientos en el ámbito de la provincia de Buenos Aires.
-¿Esto quiere decir que se logró corregir esta situación en Balcarce?
-Creemos que sí. No quisiera pecar de ingenua, pero vemos que se ha podido poner orden en medio de una situación que se había descontrolada. Lo que sucede es que a veces es la demanda la que lleva a algunos comerciantes a vender medicamentos. Ahora yo me pregunto, habiendo 12 farmacias profesionales y 2 sindicales en Balcarce se justifica comprar un medicamento cuyo origen desconocemos. Existe un camino legal de la medicación que empieza en el laboratorio, sigue en la droguería, y termina en las farmacias. La droguería es el mayorista habilitado por el Ministerio de Salud con las condiciones técnicas y profesionales que debe reunir. Ahora, cuando aparecen viajantes que llevan medicamentos en el baúl de un auto, yo me pregunto de dónde salen esos remedios, y no hablo de los visitadores médicos pagados por los laboratorios. Seguramente esos remedios salen de los robos a farmacias, de los robos a los camiones de las droguerías, y estoy segura son medicamentos que vienen en negro, se venden en negro, no tributan un sólo peso y por donde uno los mira hacen agua. Por eso siempre digo que no hay profesional de la salud más cercano a la comunidad que el farmacéutico.
-¿Cuál es la oposición del Círculo en torno a los farmacéuticos que medican ante la consulta de la gente por esta cercanía de la que usted habla?
-El tema de la automedicación controlada, como se la llama ahora, es un tema para debatir. En lo personal soy extremadamente respetuosa de los medicamentos. Cuanto más sabes de medicamentos, más miedo le tenes. La consulta médica, como entonces, sigue siendo fundamental y más en la actualidad donde existen una batería de medicamentos, aunque nadie lee la letra chica y los efectos adversos. En realidad, en Balcarce, el 75 por ciento de los usuarios de farmacias está mutualizado. Pero no podemos medicar porque no es nuestra función. Ante una consulta sobre una patología, hay que directamente decirle a la persona que hable con su médico y que después regrese para obtener el medicamento que le fue indicado. Es necesario educar. No hay que pensar que la gente siempre hace lo que tiene que hacer. En Europa, existe un programa de atención farmacéutica donde el profesional, a pedido del paciente, arma una ficha, le controla las dosis, y hasta llama a la persona para saber cómo marcha el tratamiento.
Fuente: Diario La Vanguardia
-¿En qué situación institucional se encuentra hoy el Colegio de Farmacéuticos?
-El Colegio de Farmacéuticos de Balcarce cumple en estos días 65 años. Nació con la idea de fiscalizar la profesión, siendo una filial del colegio central, para lo que tenemos un tribunal de disciplina que maneja temas como la matrícula, nuestra caja de jubilaciones, y los contratos con las obras sociales. El Colegio a nivel provincial nos ayuda y nos fortalece, inclusive en la lucha diaria en torno a la venta de medicamentos fuera de las farmacias. Esta es una lucha de los últimos diez años, donde venimos insistiendo con que las farmacias son los lugares permitidos y habilitados para tener medicamentos con la supervisión siempre de un profesional. Después de mucho batallar, la Nación nos ha dado de alguna manera la razón, porque la provincia si había avanzado, pero el gobierno nacional es el que se mostraba con más dudas sobre todo en lo que respecta a los medicamentos de venta libre que parece una obviedad, pero la venta libre es para las farmacias pero no para un kiosco. Hoy la ley dice que todos los medicamentos que se vendan por fuera de una farmacia son considerados ilegales. Nosotros recibimos las denuncias de la gente, se canalizan a través del Colegio Central, y así llega a la justicia. De hecho, en el último año, se han realizado 1.500 allanamientos en el ámbito de la provincia de Buenos Aires.
-¿Esto quiere decir que se logró corregir esta situación en Balcarce?
-Creemos que sí. No quisiera pecar de ingenua, pero vemos que se ha podido poner orden en medio de una situación que se había descontrolada. Lo que sucede es que a veces es la demanda la que lleva a algunos comerciantes a vender medicamentos. Ahora yo me pregunto, habiendo 12 farmacias profesionales y 2 sindicales en Balcarce se justifica comprar un medicamento cuyo origen desconocemos. Existe un camino legal de la medicación que empieza en el laboratorio, sigue en la droguería, y termina en las farmacias. La droguería es el mayorista habilitado por el Ministerio de Salud con las condiciones técnicas y profesionales que debe reunir. Ahora, cuando aparecen viajantes que llevan medicamentos en el baúl de un auto, yo me pregunto de dónde salen esos remedios, y no hablo de los visitadores médicos pagados por los laboratorios. Seguramente esos remedios salen de los robos a farmacias, de los robos a los camiones de las droguerías, y estoy segura son medicamentos que vienen en negro, se venden en negro, no tributan un sólo peso y por donde uno los mira hacen agua. Por eso siempre digo que no hay profesional de la salud más cercano a la comunidad que el farmacéutico.
-¿Cuál es la oposición del Círculo en torno a los farmacéuticos que medican ante la consulta de la gente por esta cercanía de la que usted habla?
-El tema de la automedicación controlada, como se la llama ahora, es un tema para debatir. En lo personal soy extremadamente respetuosa de los medicamentos. Cuanto más sabes de medicamentos, más miedo le tenes. La consulta médica, como entonces, sigue siendo fundamental y más en la actualidad donde existen una batería de medicamentos, aunque nadie lee la letra chica y los efectos adversos. En realidad, en Balcarce, el 75 por ciento de los usuarios de farmacias está mutualizado. Pero no podemos medicar porque no es nuestra función. Ante una consulta sobre una patología, hay que directamente decirle a la persona que hable con su médico y que después regrese para obtener el medicamento que le fue indicado. Es necesario educar. No hay que pensar que la gente siempre hace lo que tiene que hacer. En Europa, existe un programa de atención farmacéutica donde el profesional, a pedido del paciente, arma una ficha, le controla las dosis, y hasta llama a la persona para saber cómo marcha el tratamiento.
Fuente: Diario La Vanguardia
No hay comentarios:
Publicar un comentario